martes, 3 de junio de 2014

TEXTO ORIGINAL


Dibujo Alejandro Otero

Ministerio de Educación y Salud Pública (actual Palacio Capanema)
Ninoska Ayala
Las obras de calidad, que son muy pocas, tienen su razón en niveles de significación, donde la sabiduría del arquitecto lleva consigo una intención y las formulaciones básicas de su tradición.
Al observar este edificio por primera vez, se logra detectar casi de inmediato que en él hay una suerte de mezcla de experiencias y culturas arquitectónicas. Se aprecian las formas sencillas y geométricas, el trabajo con volúmenes puros, la planta baja monumental con pilotis y una fachada acristalada pero a su vez el aprovechamiento de la ventilación y de la luz natural, la integración de los espacios interior y exterior, terrazas jardín y una clara integración del arte a la arquitectura.
Este edificio refleja el intento de un grupo de arquitectos brasileros de incorporar los principios racionales de la arquitectura corbusiana (los cincos puntos de Le Corbusier) y cómo las modificaciones que éstos le hacen dan origen a un nuevo resultado, fruto de la combinación entre el racionalismo arquitectónico internacional y las experiencias realizadas hasta entonces por la escuela carioca. El dinamismo y la ligereza del conjunto y la fuerte integración entre arquitectura, paisajismo y artes plásticas son algunos de estos nuevos aportes que enriquecen y evidencian esta presencia. El proyecto sobresale, además, como la primera realización mundial de la curtain wall (fachada de cristal orientada hacia el lado menos expuesto al sol) y la primera utilización del brise-soleil en larga escala, lo cual la convierte en una obra de suma importancia para ambos ámbitos, el local y el internacional.
Ciertamente es muy difícil separar el resultado construido de su proceso de diseño, de la particularidad de cada uno de los diseñadores y como sus decisiones se reflejan íntimamente en las formas de la edificación. La participación en la primera etapa del proyecto de Le Corbusier deja marcada, sin duda alguna, los grandes rasgos del edificio. Su nueva manera de insertarse en la manzana y sus volúmenes puros e imponentes son claves que evidencian esta postura moderna de Le Corbusier. Luego, en manos de Lucio Costa y su equipo, empiezan a aparecer esas características por las cuales en un principio se detecta que esto no es trabajo de una sola manera de pensar y de proyectar arquitectura. Aunque se presenta bastante rígido (por lo menos para los parámetros posteriores de Niemeyer), el palacio abunda en curvas interiores, el exterior está decorado con mosaicos con caballitos de mar y presenta profundas estructuras para proporcionar sombra. El nuevo edificio es una fusión sublime y fotogénica de arte, ingeniería, paisajismo y arquitectura y éstos, sin duda, se deben en gran parte al grupo carioca.
De modo muy singular estos elementos de la modernidad internacional son objetos de apropiación para darle un carácter local a una obra que procura expresar la modernidad, pero una modernidad que resulta ser ante todo brasilera. Me es difícil imaginar este edificio sin que una de sus dos partes no hubiera participado en ella. De cómo, de ahí en adelante, ambas transformaron sus maneras de proyectar y de la inmensa importancia que, mas allá del producto formal, verdaderamente tiene este edificio. Éste afronta la responsabilidad de imprimir la palabra “modernidad” en la arquitectura y la nación brasilera, en su proyección local y hacia el mundo. Le Corbusier no es para nada un factor aleatorio en este proyecto, es consultado precisamente por ser el representante mas contundente del movimiento moderno de la época, y él deja su huella en este edificio y en el resto de los arquitectos. Fue un terreno de práctica y experimentación de conceptos modernos así como de retroalimentación entre estas dos entidades. Con solo echar un vistazo a los trabajos posteriores, se observa que Niemeyer descubre una forma de conformar una arquitectura que no es solo moderna, sino que igualmente evoca el paisaje brasileño que ama y por su parte Lucio Costa proyecta grandes fachadas sombreadas por brise-soleils, muestras del aprendizaje corbusiano.
La autenticidad va en busca de un principio, de unas partes y un todo, de ser honestos. No son las combinaciones estéticas, ni “un elegante juego de figuras” (*) las que le dan significado a este edificio, es una concepción dominante, de cómo toda obra debe ser contundente en sus principios y adaptarse perfectamente al lugar. Es un edificio único, porque aplica específicos criterios arquitectónicos y verdaderamente genera un sentido de pertenencia. La evidencia del disfrute de la arquitectura y una búsqueda por seguir aprendiendo. Este edificio refleja lo que son sus arquitectos, esa capacidad de crear en base a argumentos sólidos, que generan esta obra de altísima calidad, donde se reflejan los principios que impulsaron el movimiento moderno a principios del siglo XX, pero con un estilo definido, el estilo de un Brasil moderno.


MINISTERIO DE EDUCACION Y SALUD PUBLICA 1936-1943
Alejandro Otero

Ubicado en el centro de la ciudad de Río de Janeiro, el Ministerio de Educación y Salud Pública resulta ser un edificio muy particular y resaltante dentro del desarrollo del movimiento moderno. Con un área de 21.536 m2 de ocupación en el solar y una serie de innovaciones morfológicas y funcionales, es capaz de generar interés en estudiantes como yo casi 70 años después de su proyectación y posterior construcción.
Diseñado por Lucio Costa, Oscar Niemeyer, Carlos Leao, Hernani Vasconcellos, Alfonso Eduardo Reidy y con la tutoría de Le Corbusier, este edificio representa con nitidez los cinco postulados de la arquitectura corbusiana: fachada libre, Pilotis, Planta libre, Terraza jardín y Ventana larga en el caso del volumen bajo. Derivando de los postulados anteriormente mencionados, el edificio se implanta en la manzana, logrando y permitiendo un espacio urbano que sus vecinos no consiguen, porque ninguno de los dos volúmenes que forman el conjunto, llega al suelo, permitiendo que el espacio urbano fluya debajo de la edificación.
Este fue el primer edificio en el cual se utilizaron brise-soleil (defensa solar), inventados por Corbusier. También fue uno de los primeros en utilizar Courtain Wall,( Fachada vidriada ) Como sistema de soporte, plantea una retícula estructural muy ordenada que además no posee junta, es decir, que la estructura del volumen bajo no es individual con respecto a la del alto. Esta armado con placas macizas nervadas cuyas vigas no sobrepasan el espesor de la losa (vigas planas), esto para generar espacios fluidos sin interrupción visual en los techos, como ya se ha mencionado, la estructura del cuerpo bajo esta por fuera, mientras sucede lo contrario en el volumen alto, para así equilibrar las masas. A nivel espacial, como el volumen bajo es de un lado sala de exposiciones y del otro un auditorio, amerita no tener interrupción espacial. En el cuerpo alto, los volúmenes de circulación vertical (ascensores) lo rigidizan, trabando la estructura ya que están ubicados en los extremos, al igual que las dobles columnas en las esquinas. El techo es un café (terraza jardín) al igual que el techo del cuerpo bajo terraza jardín de la oficina del ministro (diseñada por Burle Marx). Es un edificio muy racional, claro, estructuralmente correcto, y de proporciones armónicas, En contraste en el diseño interior se manejo una estrategia mucho mas orgánica, otra vez para mantener un equilibrio entre la rigurosidad constructiva y la fluidez espacial.
El hecho de que la estructura este externamente expuesta en el cuerpo bajo, genera un balance entre la horizontalidad de ese cuerpo y la verticalidad de las columnas. En el volumen alto al contrario, la estructura se recede de la fachada, permitiendo que la horizontalidad de los bordes de losa construya un equilibrio con su verticalidad.

El equilibrio es la peculiaridad de esta obra, un sólo conjunto que nace de la interacción armónica de dos cuerpos , uno vertical y otro horizontal que establecen una relación de dominio y equilibrio.

Por encima de lo ya argumentado, pienso que este edificio ha logrado trascender la resolución de su propio problema, por su aspecto atemporal, y por ser paradigmático y referencial para la arquitectura moderna del continente. Como se puede evidenciar en ejemplos de la arquitectura local como las Torres del Centro Simón Bolívar en Caracas del arquitecto Cipriano Domínguez, y en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela o también la Sede de la Fundación La Salle del arquitecto Carlos Raúl Villanueva. 

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